La función preventiva de los contratos

Como profesional del derecho con una mirada preventiva en el asesoramiento de negocios, elaboré esta especie de guía en la que destaco la función preventiva de los contratos, con ejemplos y una bajada a la realidad de algunos de ellos. La idea es sacar los contratos de la letra del Código y mostrar cómo cumplen esta función en distintas operaciones del día a día, seas comerciante, emprendedor, empresario o prestador de servicios.

Un contrato no es un fin en sí mismo, sino el medio para ordenar una relación, prevenir conflictos y dar seguridad a las partes. Cada operación, por más parecida que parezca a otra, tiene particularidades que merecen atención.

Asociarse con alguien No basta con el estatuto para cubrir todas las aristas. Un acuerdo de socios puede:

  • Establecer cómo se toman las decisiones estratégicas y operativas.
  • Determinar qué ocurre si un socio desea retirarse o vender su participación.
  • Regular aportes de capital y de trabajo, y prever consecuencias si alguno no cumple.
  • Prever mecanismos para resolver desacuerdos graves, como mediación, arbitraje o salida de socios.

Prestar dinero Incluso entre familiares o amigos, un contrato de mutuo con garantía protege la relación y brinda certidumbre. Puede incluir:

  • Monto y moneda exacta.
  • Plazo de devolución.
  • Intereses, si los hubiera, y su forma de cálculo.
  • Garantías: hipoteca, prenda, aval.
  • Consecuencias del incumplimiento.

Contratar un servicio para el negocio Cuando el servicio impacta directamente en el funcionamiento de la empresa, no alcanza con un presupuesto aprobado. Un contrato de obra o prestación de servicios puede:

  • Definir entregables concretos y medibles.
  • Fijar plazos y etapas de aprobación.
  • Establecer penalidades por retraso o incumplimiento.
  • Determinar la titularidad de los derechos sobre los resultados.
  • Prever la posibilidad de finalizar anticipadamente la relación contractual.

Alquilar o prestar un espacio, equipo o vehículo El uso de un bien ajeno requiere precisión para evitar malentendidos. Un contrato de comodato o locación puede:

  • Describir el bien con detalle y su estado.
  • Fijar condiciones de uso, mantenimiento y reparación.
  • Determinar plazo exacto, condiciones y procedimiento de devolución.
  • Prever responsabilidades por daños o pérdidas.

Desarrollar un proyecto con inversores Cuando intervienen aportes de terceros, un contrato de fideicomiso puede:

  • Administrar fondos con un objetivo específico.
  • Separar el patrimonio del proyecto del patrimonio personal de los participantes.
  • Garantizar transparencia en el uso de los recursos.
  • Definir cómo se distribuyen los beneficios o bienes resultantes.

Sumar colaboradores para potenciar ventas

En negocios con gran capacidad de producción, se puede expandir mediante contratos como corretaje o agencia. Estas figuras permiten:

  • Evitar que se configure un vínculo laboral entre el agente o corredor y el negocio.
  • Determinar límites respecto de la propiedad de la mercadería.
  • Establecer con precisión precio, pautas y condiciones de venta.
  • Pactar claramente objetivos y retribución o comisión del corredor o agente.

Conclusión El contrato adecuado no es un formalismo legal: es una herramienta para que la relación funcione, los acuerdos se cumplan, el negocio prospere y las relaciones personales permanezcan en armonía. Elegirlo bien implica comprender el negocio, las personas y los riesgos involucrados.

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