En el imaginario colectivo, el abogado aparece mayormente en el conflicto. Pero hay una parte enorme de nuestra profesión que es preventiva, creativa y planificadora. Esa parte no se ve tanto… tal vez porque no grita. Y sin embargo, está en el corazón de todos los negocios y emprendimientos personales que funcionan bien.
Por ejemplo: Constituir una sociedad no es solo llenar un formulario: hay que elegir la figura adecuada, redactar un estatuto claro, y prever escenarios entre socios, entre otros aspectos, en base a las necesidades específicas. Y sí, hay muchos modelos dando vueltas…aunque estandarizar genera errores que se pueden evitar con un asesoramiento legal adecuado.
¿Qué pasa si un socio se quiere ir? ¿Cómo se vende una participación? ¿Y si no se llevan bien? Todas esas preguntas tienen respuestas legales, y trabajar sobre acuerdos de socios, cláusulas de salida o mecanismos de resolución de conflictos es parte de lo que hacemos los abogados en nuestra fase preventiva y planificadora.
¿Querés mudar tu negocio, cambiar autoridades o aumentar capital? No todo es simplemente “ir a la IGJ”. Cada presentación tiene un fondo jurídico que debe estar bien planteado, porque lo que no se hace con rigor puede trabarse, generar observaciones o consecuencias a futuro.
¿Sos extranjero y querés operar en Argentina? Registrar una sociedad extranjera implica conocer cómo dialogan distintos marcos normativos. También es trabajo legal.
¿Tu empresa necesita transformarse, fusionarse o directamente cerrarse? No se trata solo de trámites: hay decisiones que afectan patrimonios, relaciones contractuales y hasta la propia responsabilidad de los socios y autoridades. Ahí también estamos.
Creaste una plataforma web o una aplicación y te preguntás: ¿De quién son los derechos intelectuales? ¿Puedo revocar la licencia de uso si no me pagan? Estas relaciones suelen darse en un marco de informalidad, aunque hay un derecho de fondo que debe tenerse en cuenta para evitar conflictos. Mejor todo charlado y pactado de entrada, y a enfocarse en lo creativo!
Tenés que alquilar, proveer servicios o mercancías, o tal vez asociarte con alguien para un proyecto puntual ¿Qué tipo de contrato tendría que firmar? ¿Qué puntos tengo que asegurarme de prever en el contrato? Hay un Código Civil y Comercial de la Nación detrás de todo esto. Nosotros lo estudiamos y nos apasiona implementarlo en la realidad.
Y así podemos seguir dando ejemplos: análisis de letra chica, prevención de sucesiones conflictivas, defensa del consumidor, desenredar trámites “enmarañados”, etc.
En todos estos temas, el rol del abogado es dar claridad y solidez. No para complicar o dar “vueltas innecesarias”, sino para resolver adecuadamente. Para que tu consulta tenga el rigor legal que merece, y tus decisiones estén respaldadas.
Este es el rol de los abogados que nos anticipamos al conflicto, ordenamos, planificamos y construimos.



